Área personal

Quiniela

Julio López 3 Jun 2020

El Gobierno tras la muerte de Franco decreta treinta días de luto nacional. Se suspenden los espectáculos hasta las 6 de la tarde del domingo. Un funcionario previsor cae en la cuenta de que esto obligaría a suspender los partidos de Liga, que se jugaban en Domingo a las 16.30. Contraorden, se suspenden los espectáculos hasta las 15.00 del Domingo y aviso “Mantendrán su validez las quinielas”.

Este pasaje es de un libro de Eslava Galán y me recuerda lo rápido que “asimilamos” las cosas que creíamos un cambio en nuestras vidas. Los mercados parece que también vuelven a su “normalidad alcista-intervencionista”. Andábamos preocupados por la economía, y nos han vuelto a dar una colleja de realidad. Cada vez que avanzamos en un juicio de valor, o intentamos construir con buenos cimientos, una estructura sólida de pensamiento para navegar por sus aguas procelosas, más caemos en la cuenta de lo fútil de tal emprendimiento y lo ignorantes que realmente somos. Cada vez que fijamos una pauta de comportamiento que creemos la más verosímil, la realidad nos vuelve a poner en nuestro lugar. Los arcanos de la bolsa son así. En la antigua Roma, cuando se concedía algún Triunfo a un general por alguna campaña de conquista, además de desfilar con los principales líderes enemigos como paso previo a aplicarles de forma extrema la doctrina Marlasca, el general, con la cara pintada de rojo y a bordo de un carro de guerra, iba acompañado de un esclavo que continuamente le decía: “eres solo un hombre”. Pues bien, el último movimiento brusco al alza nos ha dejado como a Simeone en el minuto 93 de la final de Lisboa. El grito de ¡no puede ser! llevado a sus tonos más agudos. Pensábamos que los mercados habían alcanzado ya sus objetivos, pero el movimiento ha sido sorprendente (para los que compran, obviamente, no). El mercado cada vez tiene menos matices, pasamos del blanco al negro y viceversa, y quedarse en los grises suele ser una apuesta perdedora. En unos cuatro días hemos pasado de no saber qué tipo de vuelta tendríamos, a descontar casi en un cien por cien que será en V. Y ya puedes poner todos los peros al movimiento, que te arrasan de forma inmisericorde.  Y la verdad es que el futuro sigue siendo igual de incierto. Hace diez días era la posibilidad inmediata de la vacuna. Ahora eso ya da igual. Encendió la mecha, pero ahora ya carece de importancia. Bueno, igual no, algunos Insider de la empresa Moderna son ricos para toda la vida con la propagación del estudio del que seguramente nos olvidemos en unos meses. La acción llegó a 80, vendieron y se ahí a 52 dólares de nuevo sin parar. Del fármaco maravilloso de Gilead, supimos que se estancó en la tercera fase. Ahora lo de la vacuna ya ha sido superado por la reapertura de la economía, y la apuesta por que todo será de nuevo como antes. Justo lo contrario que decía yo hace dos semanas, que las cosas nunca serían igual… Claro que luego vienen los nombramientos de consejeros en Enagás, y el sentimiento lampedusiano es de aúpa. Como dice mi socio Dani, lo sorprendente no es lo de las puertas giratorias, sino que no hayan nombrado director de Tráfico a Farruquito en el mismo momento.

Desde el 31 de marzo, el beneficio esperado a final de año en la bolsa americana ha descendido un 14.2%, mientras que el precio del índice ha subido un 20. Los activos financieros americanos son ya casi seis veces su PIB. Pero lo que cambia es la psicología de mercado. De repente, no pensamos en números, sino que la palabra recuperación se lleva por delante cualquier estudio estadístico. Por otra parte, si recurrimos a las pautas de los últimos años, cada vez que ha caído el mercado bruscamente, la recuperación ha sido del mismo calibre, con lo cual debería sorprendernos menos. Y siempre apoyado por la inundación de dinero de los Bancos Centrales. De burbuja en burbuja hasta la victoria final (no sabemos de quién).

Es una paradoja macabra. Los Bancos Centrales creando dinero de la nada como héroes de Marvel, y cuando George Floyd intenta pagar en un comercio con un billete de 20 dólares falsificado, es asesinado impunemente. No hay mucha diferencia entre ambas creaciones de dinero.

La diferencia entre Wall Street y Main Street no deja de crecer, y ya veremos cómo tratan los libros de historia el tema dentro de unos años, y si se estudiará como una de las causas de la desigualdad y los conflictos sociales. El caso es que hemos tenido la mayor pandemia de la última centuria, la mayor depresión desde 1929, el hundimiento del precio del petróleo y la mayor intervención de los Bancos Centrales y los gobiernos de todos los tiempos. Y la bolsa se encuentra como en noviembre en la mayor parte de los casos, o cerca de máximos históricos en el sector tecnológico. Y todas esas cosas unidas, no vistas antes, hacen que salgan gurús todos los días diciendo como será el futuro. Y en eso no hemos avanzado mucho, aunque sí lo hayan hecho las cotizaciones. Como decía Howard Marks la semana pasada en una carta, no somos capaces de saber cómo es el futuro, pero eso no nos impide alcanzar conclusiones sobre él y mantenerlas firmemente.

Dicho esto, parece que la probabilidad de llegar a los peores escenarios ha bajado bastante. De momento, la virulencia de una segunda fase de ataque del virus parece que se ha reducido, al menos en Europa y Asia, y el haber visto el bajonazo económico tan brutal hará que las medidas futuras de confinamiento extremo sean más complicadas de usar. La respuesta social también habrá que medirla. A mí me ha sorprendido bastante la falta de respeto al virus de gran parte de la población, y a lo mejor cogemos antes nuestro próximo vuelo, nuestro próximo hotel, y nos habituamos a que nos sirvan en un restaurante con mascarilla y teniendo que bajar el menú con el teléfono, y lo venderán todo como una nueva sensación y experiencia para los sentidos (aparte que será más complicado dejar los mocos pegados debajo de la mesa).

¿Y qué consecuencias futuras tendrán todas las medidas económicas implementadas? Hay datos dramáticos. El Banco de Japón, por ejemplo, es ya titular del 80% de los ETF domiciliados en su país. La FED ha traspasado fronteras que parecían infranqueables, con la expansión de su programa de préstamos a compañías y luego el comprar bonos de high yield. Ha suprimido el concepto de riesgo y ha disparado el riesgo moral en el mercado. Ha dado contrapartida a fondos que estaban jugando de forma bastante apalancada y les ha eliminado las posibles pérdidas, con lo cual ¿por qué no hacerlo por tres o cuatro veces más la próxima vez? ¿Para qué sesudos analistas miran las entrañas de las empresas, si luego son tratadas igual las cumplidoras y las que han estado dilapidando el dinero? Si la FED no tiene problemas en aumentar su balance, ¿Por qué no suprimimos los impuestos y que cualquier gasto del Estado se haga contra monetización de la deuda? ¿Hasta cuándo vamos a explotar a la generación de nuestros hijos vía incremento brutal de la deuda y deterioro del medio ambiente? La solidaridad intergeneracional es uno de los mayores engaños de la historia. ¿Sigue siendo válido el cuento para adolescentes, de que hay que crear un efecto riqueza, manteniendo alto el precio de los activos, para que en paso posterior permee al resto de la sociedad? Lo que está claro es a quién defiende la FED en primer lugar. El mercado es cada vez más un lugar de cada vez menos jugadores, y tendrá consecuencias finales en la destrucción de la sociedad tal como la conocemos. Las últimas cifras que conozco indican que el top1% ha batido de nuevo su récord histórico y posee ya más del 30% de los activos, mientras que la mitad inferior apenas llega al 6% de los activos. ¿De verdad nos quieren hacer creer que las bolsas tienen algo que ver con la economía real?  Y, finalmente ¿Se considera una función de los Bancos Centrales eliminar la posibilidad de pérdidas? Al final no me extraña el cabreo de la gente de la calle.

Parece que tampoco hay grises entre una sociedad que viva de las subvenciones de los gobiernos y sus interesadas redes clientelistas, y el capitalismo de amiguetes. Los que están en medio parecen condenados a llevar la piedra de Sísifo continuamente.

Buena semana (desde que empecé a escribir la carta hasta ahora han vuelto a subir las bolsas un 2%). Disfruten…

Buena semana,

Julio López Díaz, 03 de junio de 2020

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