Área personal

Richelieu

Julio López 10 Nov 2021

En 1607, el futuro Cardenal de Richelieu fue a Roma para ser consagrado obispo. El Papa Paulo V le preguntó al verle tan joven si tenía la edad suficiente, y él le dijo que sí, pero conseguido su objetivo le pidió la absolución del pecado de haber dicho que sí, siendo mentira. Richelieu contaba con 22 años en ese momento.

20 años tenía Mark Zuckerberg cuando lanzó Facebook con un grupo de amigos en Harvard, por lo que es mucho más precoz que el cardenal francés en el noble arte de esconder la verdad, por lo que no descartemos una vida llena de éxitos. El otro día, un amigo inversor me pedía mi opinión sobre todo lo que se está comentando sobre el Metaverso de Facebook. Como con otras cosas, supongo que me preguntaba para reafirmarse en la posición contraria a lo que yo pensara, dado mi absoluto alejamiento y estupor ante la marcha del mundo. Disclaimer: yo abandoné Facebook cuando salió todo lo de Cambridge Analytics y sí, creo que el Anticristo llegó a la tierra, a Harvard, hace unos cuantos años. La marcha de la cotización de la compañía refleja la falta de escrúpulos de los inversores que vuelven los ojos a cualquier cosa que les afecte al bolsillo. Y sí, creo que no estoy alejado de ser la reencarnación de Savonarola, y la hoguera de las vanidades que me entran ganas de prender, supondría que Nerón dejara de salir en los libros de historia por junior.

Fijados estos principios, no tengo ninguna duda de su éxito. El hombre, desde que es tal, siempre ha querido alejarse de la realidad. Empezando como diría Irene Vallejo, cuando hace 2500 años todo el pueblo se reunía al calor de una hoguera para escuchar las historias de los poetas hablando de héroes mitológicos. Ahora mismo, sin ir más lejos, podemos ver al menos tres campos “exitosos” que reflejan esas posibilidades de vidas alternativas: las drogas, el porno y los mercados financieros. Son formas de alejarnos de nuestras vidas insatisfechas. Por eso, la construcción de un mundo virtual donde se reúnan todas estas cosas tendrá millones de seguidores. Me pagan 10 euros por hora en mi estudio, pensará un joven arquitecto, pero en Metaverso puedo construir todos los edificios que quiera y me pagarán con criptomonedas. El sueño de ligar todo lo que quieras se cumplirá sin tener que afrontar la decepción de una negativa, y en los mercados financieros, bueno en ese campo no aporta nada nuevo porque ya lo inventaron los Bancos Centrales hace unos años y es imposible mejorar esa realidad virtual. Por ejemplo, la inflación que te está secando los bolsillos es imaginación tuya. Al final no sabemos en qué mundo estamos viviendo o qué realidad paralela está desarrollándose sin que nos percatemos. Vivimos un mundo diseñado por Christopher Nolan.

Pero una de las cosas que nunca debemos olvidar es que los mercados funcionan de forma muy diferente a la visión personal que nosotros tengamos del mundo, por lo que no tenemos que trasponerlos a nuestras carteras de valores.  No debemos olvidar lo que decía Keynes en su Teoría General del Empleo, el interés y el dinero con el ejemplo del concurso de belleza. El concurso de belleza que describía Keynes era el siguiente. Había que elegir las seis caras más bonitas de un centenar de fotos publicadas en una revista. El ganador que obtendrá el premio sería aquel cuya elección se acerque más al promedio de las preferencias de todos los participantes del concurso. Los concursantes no deberán elegir, por tanto, los rostros que personalmente les parezcan más bonitos, sino los que consideren que resultarán más bonitos para el resto de los concursantes. Por eso vemos valores en muchas carteras que seguramente ni los gestores sepan analizarlas. El mismo Keynes decía: “Hemos alcanzado el tercer grado en el que dedicamos nuestra inteligencia a anticipar lo que la opinión promedio espera que sea la opinión promedio”. Da lo mismo lo que pensemos sobre la acción de Tesla, si nos enfrentamos a una turba de dementes (demente es todo aquel que no piensa como yo) que piensa que la datación de la historia en vez del nacimiento de Cristo lo debe marcar el nacimiento de Elon Musk. Y por eso, muchas veces la decisión tomada por un inversor con mejor información que otros no tiene por qué suponer una ganancia asegurada. Al final, tienen que recabar la atención de “los otros”, y por eso cambia tanto la percepción de lo que está caro y lo que está barato, y muchas veces importa más la semántica que las cifras. Por eso también está teniendo tanto éxito la inversión pasiva y que parezca que la elección óptima sea la que tomen el resto de los inversores ya que serán estos valores los que finalmente tengan un mayor rendimiento y no los valores que no mira nadie. Y no vale decir que al final el tiempo pondrá a todo el mundo en su lugar, porque seguramente estés muerto para entonces, como pueden atestiguar los cortos en los meme stocks de comienzos del año. No tienen más que recordar nuestra carta de la semana pasada sobre el movimiento brutal de Tesla y la subida en capitalización respecto a la subida de ingresos o de beneficios por la operación con Hertz. Esta semana ha caído todo lo subido. ¿era fácil prever esta caída de un 18% en dos días? El único que gana con estas movidas es el propio Elon Musk (o en este caso su hermano) que vendió acciones el día antes de la famosa encuesta en Twitter sobre si debía vender el 10% de sus acciones. A mí me parece que el sudafricano debería estar en la cárcel por alteración del precio de las cosas, pero parece que eso solo sucederá en mi Metaverso.

En la macroeconomía pocas novedades. Inflación (repitamos todos juntos y con entusiasmo “temporal”) subiendo y recuperación de los mercados laborales, pero con unos efectos secundarios curiosos. Si miramos, por ejemplo, los últimos datos americanos del viernes pasado, vemos que lo que va claramente a la baja es la tasa de participación. Cada vez hay menos gente dispuesta a trabajar. De hecho, el número de empleados en Estados Unidos está todavía cinco millones por debajo de antes de la pandemia. Los efectos de las ayudas fiscales parece que siguen retrayendo a la gente de volver a trabajar en lo mismo de antes. Veremos qué consecuencias tendrá esto sobre las famosas segundas vueltas de inflación que siguen despreciando los Bancos Centrales. También se están viendo bastantes desequilibrios sectoriales, con algunos de ellos con problemas para encontrar trabajadores (lo estamos viendo en el sector del transporte, por ejemplo). En un movimiento de jubilación para los baby boomers veremos qué consecuencias tendrá para los salarios.

Veremos qué consecuencias tendrán para los mercados y si seguirán estos en su idilio permanente. Como decía Rodney Dangerfield : “Mi mujer y yo fuimos felices durante 20 años. Luego, nos conocimos”.

Feliz semana

Julio López Díaz, 10 de noviembre de 2021

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