Área personal

El burro y el elefante

Julio López 13 Abr 2023

Es curioso como funcionamos los seres humanos y las diferentes percepciones que tenemos sobre las cosas. El símbolo del partido demócrata americano es un burro. El uso de este icono se debe a los calificativos que el presidente demócrata Andrew Jackson recibía de sus contrincantes, calificándolo de tozudo y poco inteligente. Lejos de sentirse ofendido, Jackson incorporó el burro en su campaña de 1828. Lo presentó como un animal positivo, por ser humilde y muy trabajador. 40 años más tarde, el caricaturista Thomas Nest recuperó el emblema de este équido y lo convirtió en el icono que pervive en la actualidad. El propio Nest también popularizó otro animal para los republicanos. En este caso se sacó de la manga el elefante como símbolo de una criatura fácil de someter. A pesar de esta connotación negativa, los republicanos lo hicieron suyo como ejemplo de fortaleza y longevidad.

Si en algo había algo de consenso entre los economistas y está representando cierta sorpresa el que no se cumpla, es el retardo en llegar el Godot de la recesión. Nunca ha sido más unánimemente esperada. El origen de esta visión está en los excesos que vimos en 2020, tanto desde el punto de vista monetario como fiscal y que deberían dar marcha atrás por el calentón que provocaron. Las subidas de tipos de interés y un menor gasto de los gobiernos deberían haber ralentizado el crecimiento económico, y sin embargo no lo vemos a día de hoy, y todo el mundo nos “quejamos” del precio de las casas por las nubes, los restaurantes atestados y las carreteras repletas. Pero la pregunta es, si realmente ha habido esa marcha atrás en las políticas monetarias y fiscales, y la respuesta escapa a nuestras primeras impresiones. Es cierto que la FED ha intentado reducir su balance, pero la pequeña crisis del sector bancario americano ha bastado para que en una semana volvieran a darle a la máquina de impresión, llevándose por delante el “esfuerzo” de reducción de balance que había emprendido hace siete meses. El equivalente matemático ha sido una semana= 70% de 7 meses de reducción. Podemos discutir si es QE nuevamente o no (teóricamente son operaciones de préstamo y no compras de activos), pero la llegada de dinero al mercado ha sido “niagaresca”. Si atendemos a la política fiscal americana, vemos el dato del mes de marzo donde el déficit fiscal ha sido de apenas 378.000 millones de dólares. En el mes…

Más allá de las bolsas, que es en lo que se fija la gente, veamos lo que ha pasado con otros dos activos en este mes. Desde la intervención a mediados de marzo, el oro ha subido un 12% y el bitcoin apenas un 50%. La gente “informada” ha sentido un pequeño pánico de tener billetitos o dinero en los bancos y ha emprendido una huida a activos alejados lo más posible de las impresoras de papel. La gente se ha grabado en la frente la máxima de Voltaire: “El papel moneda siempre termina retornando a su valor intrínseco: cero”. Aunque nos digan desde los púlpitos de los gobiernos que la inflación empezará a bajar, la confianza en el papel moneda puede emprender un camino peligrosamente cuesta abajo, y por eso las bolsas, aunque en menor medida, también han reaccionado al alza. La sensación de latrocinio por parte de los Estados cuando tenemos nuestros ahorros en papel moneda empieza a ser generalizado.

Para el tema fiscal, también debemos dar unas cifras para saber en qué campo de juego nos movemos. Yo me descargué hace tiempo la app de US DEBT CLOCK y es una extraordinaria forma visual y en tiempo real de ver lo que está pasando. Vamos allá con algunas cifras curiosas:

La deuda pública americana representa ahora mismo el 120% de su PIB. Eso quiere decir que cada ciudadano americano debe 94.600 dólares, o si lo expresamos a nivel de contribuyente 246.000 dólares. El gasto por matrícula escolar ha subido un 146% desde el año 2000, y el gasto sanitario un 155%. Si miramos las deudas de las familias, los datos son asombrosos. 73.000 dólares por ciudadano de algún tipo de deuda personal, 226.000 dólares por hipoteca, el estudiante medio debe 40.000 dólares por su préstamo universitario y 7.500 dólares por tarjeta de crédito viva. Si tenemos en cuenta las obligaciones no financiadas (Seguridad social, Medicare, etc.) la cifra asciende a 182 trillones de dólares americanos. En máximos históricos de recaudación vía impuestos, los déficits no dejan de crecer de forma gigantesca.

La pregunta es hasta cuando los inversores van a financiar estas deudas a tipos reales negativos. El mercado sigue “despreciando” las políticas de subidas de tipos, porque piensan que los Bancos Centrales se van a bajar los pantalones y a no mucho tardar empezarán a bajar nuevamente los tipos de interés, pero no debemos olvidar el efecto empobrecedor que tiene la inflación, sobre todo sobre las capas más bajas de la población, aquellas que no tienen activos donde refugiarse. Debemos recordar el significado etimológico de inflación. Inflación viene del término latín “flatus” que podemos traducir literalmente como pedo, en su doble connotación ruidosa y mal oliente…

La inflación castiga más a los ciudadanos que a lo gobernantes, que solo se preocupan en tiempo electoral y de reelección. No despreciemos que la inflación se convierte en un problema más duradero de lo que el efecto base de las cifras (comparando con datos altos del año anterior) nos marque en los próximos meses. Estamos viendo como la inflación subyacente está encontrando muchas dificultades para descender, aunque sí lo haga la general.

Las cifras económicas siguen siendo un poco dispares por otra parte. Seguimos viendo como el empleo sigue bastante fuerte y sin señales de remitir su fortaleza. Tenemos más dudas sobre el sector manufacturero que da señales peligrosas de freno, mientras que el sector servicios se mantiene en mejor estado. Parece que las pautas de consumo están cambiando, y vemos un mayor peso del consumo inmediato y un “más adelante” para el consumo más duradero. Llamativo el crecimiento desmesurado del sector del lujo que parece inmune a cualquier marcha económica.

Al final la economía crea la misma sensación que tener niños pequeños, siempre estás pensando que tienes algo en el fuego…

Buena semana,

Julio López Díaz, 13 de abril de 2023

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