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Más de Europa

Julio López 29 Nov 2024

La teórica supremacía tecnológica alemana se “excedió” durante la II GM. La superioridad en ingeniería, en lugar de suponer una ventaja, se volvió  contra Alemania: se crearon demasiados modelos de armas para una misma función (hasta dos mil modelos de vehículos) lo que complicó el suministro de repuestos y encareció  la fabricación. Hacia la mitad del conflicto, el ejército alemán disponía de no menos de cuatrocientos veinticinco modelos diferentes de avión, ciento cincuenta marcas de camión y ciento cincuenta motos diferentes, con las consiguientes variantes en la producción. Con tanta variedad, se hacía complejo producir en serie. Demasiado tarde advirtieron el fallo y simplificaron los modelos de armas (solo cinco modelos de aviones, solo veintitrés modelos de vehículo, solo un modelo de anticarro), pero ya la superioridad enemiga en la fabricación de armas simples y efectivas había ganado la batalla.

 

La vida es eso que pasa mientras tú estás atento a lo que pasa entre Motos y Broncano. Somos un país curioso, siempre decantado a favor de uno y en contra de otro, de Joselito o de Juan Belmonte.

La otra gran discusión que estamos viendo en numerosos artículos de prensa, y que nosotros adelantamos ya en nuestra última carta, es el profundo debate que estamos alcanzando con la diferencia de comportamiento entre la economía americana y la del resto del mundo, en concreto la que más nos atañe, que es Europa, y donde el tren tecnológico alemán parece que ya no es lo que era. No solo queda reflejado en las cotizaciones bursátiles, sino que lo vemos también en términos de crecimiento y sobre todo de productividad. En el caso europeo, parece que estamos a punto de llegar al borde del precipicio, y se nota en las huellas de zapatillas que estamos dejando en la arena, intentando parar el coche antes de que se despeñe. El ejemplo más palmario lo tenemos en Francia, que puede ser el canario en la mina que avise del grisu escapándose de sus agujeros. Desde las elecciones de primavera, el país está totalmente desnortado y sus habitantes siguen viviendo en una ensoñación de la Grandeur napoleónica que dista mucho de la realidad. Los titulares de esta semana resaltan que su prima de riesgo está ya por encima de la griega, y claramente por encima de la portuguesa (casi 40 puntos básicos) e incluso de la española. Su nivel de endeudamiento es superior al 120% del PIB, y su primer ministro sigue negociando a extrema derecha y extrema izquierda para dejar los presupuestos en un déficit por encima del 5%. Es la muestra más grande del fracaso que conlleva el no tomar el toro por los cuernos y seguir postergando medidas que ayuden a realizar los cambios estructurales que impidan que la gangrena se extienda por todo el cuerpo. Tenemos un Estado que se extiende por todas partes como manchas de aceite, pero que va acumulando colesterol en sus venas, lastrando la competencia frente a otras economías. Todo un mundo de derechos y subvenciones que sus ciudadanos piensan que son eternos, cualesquiera que sean las condiciones externas. La pregunta que se hacía Vargas Llosa de cuándo se jodió el Perú, me la hago yo ligeramente alterada. ¿Cuándo dimos tanto poder al Estado? Es titular destacado estos días, cualquier declaración de político español que empieza diciendo: Europa exige la subida de tal impuesto o la tasa de basuras o el susum corda. Decreto de unos funcionarios que no pagan impuestos por sus elevados sueldos al servicio inestimable de la Sociedad.

Europa es un barco sin rumbo que espera que el viento le ayude, aunque no tenga velas, y en una posición Rajoyniana, espera que las cosas se solucionen solas. El sistema de 27 votos diferentes en función de necesidades personales, unión monetaria sin unión fiscal, está herido de muerte. Europa tiene que responder a unos duros retos por delante. El primero de ellos el de la independencia energética, que es el principal input para tener una industria y una agricultura competitiva. Después del monumental error alemán de la eliminación de la energía nuclear, su dependencia del gas ruso ha pasado a depender de países como Argelia o Qatar y por supuesto de Estados Unidos, que no sabemos si es aliado o caballo de Troya. Solo un dato. Esta semana el precio del gas Henry Hub en Estados Unidos marcaba los 3 dólares. Su equivalente en Europa marcaba los 14 dólares, casi cinco veces más. Solo hay que ver los continuos anuncios de cierre de industrias en Europa. Un acuerdo con Rusia parece la única salida para evitar este deterioro (y no se escandalicen, solo fíjense en las exportaciones rusas a Estados Unidos de níquel o titanio en máximos históricos, a pesar de parecer enfrentados militarmente). Otro campo en el que avanzar es en el de la manoseada resiliencia económica. Para ello tendríamos que avanzar en una reducción de los costes de la Seguridad Social y desinflar el globo de la sobrerregulación que tanto gusta a los políticos europeos. Estamos atrapados en un círculo vicioso, en el que se compagina la creación de empleos públicos (que no de servidores públicos, como bien sabe cualquiera que tenga que lidiar con los caprichos e ínfulas de algunos psicópatas de ventanilla) con el continuo goteo en los distintos BOES de nuevas regulaciones que machacan a los que intentan levantar un negocio. Cuando el diablo se aburre, con el rabo mata moscas, o crea una red de coordinadores de Conservatorios. El incremento de la productividad en Estados Unidos ha sido del 70% desde los años 90, frente a un 29% en Europa. La falta de innovación es la principal causa de esta diferencia.

¿Y cómo reacciona el ciudadano europeo en su calidad de consumidor? Con una diferencia brutal respecto al consumidor americano. Mientras que el europeo está atrapado en un gran pesimismo reflejado en las encuestas que se hacen sobre confianza, el americano está en máximos históricos de optimismo. El americano no para de endeudarse y el europeo de aumentar sus niveles de ahorro por si acaso.  No sé qué es antes si el huevo o la gallina, pero la diferencia de comportamiento en las bolsas es un signo de esa diferencia. La bolsa americana representa ya el 46% del PIB mundial, superando ampliamente el 39% conseguido en el pico de la burbuja punto com. Es también ya un 205% de su PIB, que está llevando a ese optimismo a una especulación que no veíamos en mucho tiempo y que ya veremos como acaba.

Como dice un amigo mío, hasta mis debilidades son más fuertes que yo.

Buena semana,

Julio López

14 Nov 2024
Episodio 1 post elecciones
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