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Ideas sueltas apuntadas durante el verano

Julio López 30 Ago 2017

Ideas sueltas apuntadas durante el verano:

El mercado del fútbol y la Bolsa, que no dejan de ser hijos de un mismo padre. De repente, se rompe el mercado y “parece barato” comprar a Neymar por 225 millones de euros. Esto trae dos  consecuencias: 1) Todo lo que se asemeja al activo vale repentinamente mucho más. Dembelé pasa, de costar 15 millones de euros en 2016, a 150 millones de euros en 2017. Si ponemos los tipos de interés en negativo, el resto de los activos valen infinito. 2) Si todo el mundo sabe que tengo dinero fresco y la “obligación social” de reemplazar al brasileño, el mercado ha reaccionado antes de que yo pueda realizar mi acción, y me pedirán 150 por algún brasileño de medio pelo, 40 millones por Alexanco y 30 por Paco Gento que tiene un buen track record. En la Bolsa, los Bancos Centrales hacen el papel de los dirigentes qataríes de equipos de fútbol, dispuestos siempre a venir con dinerito fresco.

Leo las predicciones macroeconómicas escritas en mi cuaderno a principios de año. “La inflación quedará muy por debajo de lo que espera el mercado, una vez superado el efecto escalón de los precios energéticos del primer trimestre del año, los tipos de interés subirán mucho menos de lo que espera el mercado, y la reforma fiscal americana no creo que se implemente en este año. Lo del billón de gasto en infraestructuras, también estoy dispuesto a admitir apuestas a que ni se acerca”. Los mercados subieron porque la política fiscal, tanto por el lado de un mayor gasto, como una mayor renta para las personas por menores impuestos, iba a suponer una multiplicación del consumo. La inflación conllevaría unas mayores ventas y unos mejores resultados para las empresas. El mercado de acciones americano, a pesar de no cumplirse todas estas expectativas, se encuentra apenas a un 2% de su máximo histórico. Conclusión filosófica: “Deja de acertar en la macro y te darás muchas menos leches en los mercados”.

La recuperación de los salarios sigue brillando por su ausencia, quedándose por debajo otra vez del crecimiento real de la economía. Obviamente, no comparten mi opinión el padre de Neymar, el hermano hipster de Sergio Ramos y Tim Cook, el CEO de Apple, al que le acaban de dar 89,2 millones de dólares de gratificación. ¿Puede cambiar algo esta tendencia? ¿Vamos a un mundo en el que habrá una escasa minoría con sueldos galácticos y una inmensa mayoría con sueldos de subsistencia? Según una encuesta (siento no tener la fuente, fue lectura playera), el 78% de los trabajadores americanos a tiempo completo viven al día sin capacidad de ahorrar. El año pasado eran el 75%. Teoría, por otra parte, difícil de ver reflejada en la realidad española, viendo los precios de los apartamentos playeros, hoteles y restaurantes, y las manadas de gente que hay en todas partes. Conclusión: todo el mundo debe de haber tenido bitcoins comprados muy baratitos…

La economía tiene siempre dos caras. Encantados con la subida de los precios de los inmuebles (el que los tenga) como signo de fortaleza y de que los Bancos Centrales han hecho un buen trabajo (Mario dixit). El otro lado (mayoritario por otra parte): el esfuerzo para comprar una vivienda en Estados Unidos es ahora el mayor de los últimos nueve años (porcentaje de ingresos destinado al pago de la vivienda).

Datos publicados curiosos. A principios de agosto, el 65% de los gestores americanos pensaba que el mercado estaba sobrevalorado. Esto seguramente no indique nada. Según Credit Suisse, una de las características del mercado desde el año 2009 es que las corporaciones han comprado el 18% de la capitalización de la bolsa americana, mientras las instituciones (fondos de inversión, de pensiones, mutualidades, etc) han vendido el 7% de la capitalización del mercado. La mediana de los precios de las acciones respecto a sus ingresos ha alcanzado hace unos días el nivel más alto de la historia.

El nivel de entusiasmo-desilusión cada vez que hay unas elecciones políticas bate récords continuamente. El apoyo a Macron en las encuestas de agosto ha bajado al 40% frente al 62% que tenía en mayo. En los primeros tres meses tras ser elegidos, el apoyo a Sarkozy y a Hollande era superior al 50%, y ya vimos cómo acabaron… Por el lado contrario, Trump no defrauda. Se comporta tal como se esperaba (y se temía).

La lección más poderosa que hemos sacado de estos años en los mercados financieros ha sido la importancia primordial (yo diría que única) de la cantidad de dinero impresa. La medida que mejor lo refleja es la línea idéntica que podemos dibujar en un gráfico entre capitalización bursátil y el crecimiento del balance de los mercados financieros. No ha hecho falta mirar más allá. El mercado, al final, se ha defendido, tirándose a cualquier activo que tuviera un mínimo rendimiento, sin mirar al futuro. La pregunta más importante que debemos hacernos es si los Bancos Centrales pueden controlar el mercado anómalo que han creado. Si intentarán “recuperar” algo de lo adelantado a los mercados, independientemente de si los datos macroeconómicos acompañan o no.

El tema de los FANG. Ha vuelto a marcar un mínimo de posiciones cortas en estos valores. No llegan al 2% de su capitalización bursátil. La media del S&P 500 (en mínimos históricos también, por cierto) es del 4%. En los últimos quince años, Google ha comprado 214 empresas, Apple 88 y Amazon 76. Cualquier empresa que sobresale es inmediatamente succionada por estas grandes empresas en su afán por alcanzar el absoluto monopolio, dando curiosamente la razón a la teoría capitalista de Karl Marx. La subida meteórica de los fondos pasivos crea un flujo continuo hacia estos valores y una estabilidad artificial, de que esto va a ser así para siempre. Los algoritmos se van adaptando a esta situación, y el más empleado parece ser el buy on dip, compra cada vez que abra ligeramente a la baja. ¿Qué pasa si el escenario cambia? Una de las situaciones delicadas entre los traders, siempre era cuando había un excesivo número de posiciones cortas y el batacazo para arriba que suponía su cierre. En caso de caída en estos valores, ese escenario no existe, no hay nadie corto.

No hay nada que dé más miedo que algún político europeo que salga en una alocución diciendo que la crisis está definitivamente superada, o como dijo Yellen “Los bancos son ahora mucho más fuertes y no es probable ver otra crisis financiera en lo que resta de nuestras vidas”. 

La deuda española vuelve a superar sin sonrojo el 100% del PIB. Creciendo por encima del 3%, y con los tipos de interés por los suelos, lo que aminora de forma considerable el servicio de esa deuda. Con la espada de Damocles de la demografía sobre nuestras cabezas, no sé cómo vamos a salir de la próxima vez que nos vengan mal dadas.

El mayor miedo que siempre afrontamos los gestores, es que nos agarremos a los planteamientos del pasado en un mundo que evoluciona rápidamente. Podemos fijarnos en unos ratios económicos que carezcan de relevancia. Se pasa de valorar activos reales a valorar activos intangibles, de una sociedad industrial a otra inmaterial. Conceptos básicos como “capacidad de la actividad productiva” quizá ya no signifiquen nada, por ejemplo. Si miramos lo sucedido en el reventón de la burbuja de internet de comienzo de siglo, vemos cómo muchas empresas desaparecieron, pero las supervivientes son los iconos actuales. El tema de los tiempos, en tecnología, siempre es complicado de gestionar desde el punto de vista de confeccionar una cartera. Llevamos oyendo mucho tiempo de realidad virtual, de realidad aumentada, de nanotecnología, de inteligencia artificial, big data. ¿Se puede repetir el estallido de la burbuja de internet o nos encontramos ante algo realmente disruptivo que experimentará un crecimiento exponencial y acelerado?

Bueno, no les aburro más con mis paranoias. Ya decía Mel Brooks: “Tragedia es cuando yo me corto un dedo. Comedia es cuando tú te caes por las escaleras y te matas”.

Buena vuelta.

 

Julio López Díaz, 30 de agosto de 2017

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