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Gandhi

Julio López 14 Dic 2017

Mahatma Gandhi comenzó su revolución ante el Imperio Británico en la India, y lo hizo con sal. El 12 de Marzo de 1930, comenzó la Marcha de la Sal, una manifestación a través del país contra los impuestos a los que estaba sujeto este producto. Fue la respuesta pacífica de Gandhi a los punitivos impuestos por la sal que imponían los británicos a su colonia. Gandhi se preguntaba: ¿Si la providencia suministra la sal en tanta abundancia que hasta los océanos están repletos de ella, por qué debe estar sujeta a impuestos? Fue el principio del fin del gobierno británico en la India.

Cuando se crea más dinero que sal en los océanos, se producen movimientos que en otros momentos parecerían inexplicables. Estamos viendo valoraciones históricas extremas en activos financieros e inmobiliarios, y las criptomonedas son un reflejo más de ello. La verdad es que he perdido la cuenta de las veces que habré hablado de bitcoin las últimas tres semanas. Después del año que me ha dado la bolsa americana, tener un motivo de desquite, moralmente le realza a uno. En estos momentos cotiza a 17.000 dólares, pero a esta cotización hay que sumarle los dos Spin-off que ha tenido este año; 1.500 dólares del bitcoin cash y unos humildes 250 dólares el bitcoin oro, con lo que la suma se acerca a los 19.000 dólares, que no está nada mal. Ponerle un techo sigue siendo una tarea hercúlea, desde luego, y a pesar de que ya ha comenzado esta semana un mercado de futuros para el que quiera quedarse corto, yo no lo haría por nada del mundo. Mientras haya voces que sigan hablando permanentemente de burbuja, más se realimenta el movimiento cada vez que hay una bajada. Eso sí, la volatilidad va a ser de aúpa, pero estoy convencido de que el bitcoin ha venido para quedarse. No descarten volver a ver niveles por debajo del 10.000, pero la asimetría del movimiento hacia arriba me parece más que evidente. El bitcoin tiene dos partes que podemos diferenciar. Una tecnológica, que representa una auténtica revolución y una político-económica, que representa el final del monopolio de emisión de aire de los Bancos Centrales. Es un movimiento de defensa frente al control de unos pocos, en forma muchas veces opaca, de la emisión sin freno de dinero. Es un movimiento de la “Resistencia” frente a la “Estrella de la Muerte del Senado”. Una fuente de valor, limitada, descentralizada, como estamos viendo muy competitiva, y sobre todo, que no está basada en el apalancamiento sin fin y un crecimiento desaforado de la deuda. El otro día, un “incrédulo” del bitcoin me decía entre cervezas y olivas: “es es una auténtica locura, ya ha tenido un crecimiento superior a la burbuja de los tulipanes en Holanda”.  Yo aproveché para enseñarle un gráfico en el teléfono

- ¿Te refieres a esta curva vertical de precios?

-Esa. ¿No te parece una pasada?

-Sin duda, contesté. Lo que pasa es que no es el gráfico del bitcoin. Es un gráfico del crecimiento de la oferta monetaria en el mundo en los últimos veinte años. El dinero creado de la nada… como con los colores, cada uno tiene sus gustos. Yo veo la burbuja en la bolsa americana y otros en el bitcoin. Al final, es un reflejo de la creación de dinero sin ir a producir nuevas cosas.

El bitcoin no deja de tener un halo romántico. Algo creado en un círculo de jovenzuelos pajilleros con granos, que hace frente a la División Panzer. Y está suponiendo también un rebalanceo importante de la riqueza del mundo. El mismo rebalanceo que ha supuesto los tipos de interés negativos, lo que pasa es que aquí los beneficiarios son gente a la que le estaba vetada la entrada al club (si excluimos a los gemelos de Facebook). No es algo muy distinto de lo que hemos visto los últimos años. “La magia está en el aire”. En tanto en cuanto los Estados Modernos de Bienestar continúan gastando más de lo que recaudan, generando una deuda impagable, monetizándola constantemente; el bitcoin supone una ruptura de este proceso al ser una base fija e inalterada (y con una cifra inferior a la teórica de 22 millones de unidades debido a todos los bitcoin perdidos). Sólo les voy a dar una cifra. Hay 16 millones de familias en el mundo, con una riqueza financiera superior a 1 millón de dólares. Ahora mismo, la cifra de bitcoin en circulación es equivalente a ese número. Es decir, los más ricos del mundo sólo tocan a 1 bitcoin. ¿Qué pasaría si dijeran a sus asesores financieros: “cómprame uno de esos bitcoin”, esas 15.999.999 personas? (excluyo a Jamie Dimon por razones obvias). Desde luego, una de las condiciones para convertirse en dinero, la reserva de valor, la empieza a cumplir de sobra. Además es fácilmente transportable y divisible. Desde luego es un claro competidor del oro. Una vez más, la ley de la oferta y la demanda. Nunca hay que olvidarla. Si se paga 450 millones de dólares por el último Leonardo, aparte de por sus cualidades pictóricas, es porque es único. ¿Cuánto valdría si Leonardo hubiera hecho 500.000 copias iguales?

Al bitcoin lo han matado ya más veces que a Peter Sellers en la película El guateque, y como el Ave Fénix vuelve a volar más esplendoroso, volviendo a nacer de sus cenizas. Estamos viendo lo que representa UBER para el Taxi, AIRBNB para los hoteles, ¿Por qué iba a ser distinto para el sector financiero? La economía encuentra siempre sus rendijas para acabar con los monopolios. Aquí los que han estado cerca de la creación de dinero se han favorecido hasta ahora de su juguetito. Si no son ellos, son como en la Edad Media, instrumentos creados por el maligno que tienen que acabar en la hoguera. Algunos comparan (un poco recargadamente quizá) que el bitcoin es equivalente a las 95 tesis que clavó Lutero en la Iglesia de Wittenberg y que acabó con el monopolio de la Iglesia de Roma.

¿Estallará antes el bitcoin o el conundrum financiero que nos hace tragar como ruedas de molino con más gasto público, menos impuestos, menores tipos de interés y deuda creciente?

Después de estar durante años hablando de austeridad, ahora toca hablar de bajadas de impuestos en todo el mundo. Como en las verbenas, nadie quiere quedarse atrás vendiendo su producto, y si oye al de al lado con bajada de impuestos, ellos vociferan lo mismo. Todo el mundo tiene miedo de que el vecino le coma la tostada. Como cuando se daban préstamos para terrenos con lagartos, porque se los daba el banco de la esquina y nosotros no vamos a ser menos.

Mientras tanto, el mercado no cambia mucho. Europa va viento en popa a nivel macro, pero las bolsas están atascadas. USA sigue dándole la barrila con la bajada de impuestos y cada vez que ven a dos senadores metiéndose en una habitación sube cinco puntos el S&P. Hay muchos indicadores que nos alertan de que puede haber un susto (alto de 31 años de optimistas en las encuestas del Investor Intelligence, ratios put-call en bajos extremos) pero el dibujo técnico sigue sin acompañar y cualquier bajada sigue siendo un buy on dips. Ya de la volatilidad ni hablo. El nivel de miedo es inexistente.

En fin, siempre recuerdo aquella escena de Los Simpson donde Homer se sentaba muy serio delante de su hijo y le decía “Hijo, si de verdad quieres algo en esta vida, vas a tener que trabajar duro por ello. Ahora, cállate, que van a dar el número de la lotería”.


Felices fiestas y suerte,

 

Julio López Díaz, 14 de diciembre de 2017

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