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cinco monos

Cinco monos

Julio López 12 Abr 2018

Desde que el mercado se ha despertado de su sueño, y ha caído en la cuenta de que las acciones también pueden ir hacia abajo, y no sólo hacia arriba, los conductores de la guagua son lo que podemos llamar “las tres T” (Tecnología, Trade y Twitter) y se ha dejado en un segundo plano (aunque a mí me sigue pareciendo principal) todo lo referente a las políticas menos expansivas de los Bancos Centrales. Incluso los papeles del mundo están cambiados, y el régimen comunista chino (aunque parezca mentira se sigue autodenominando así, para ser miembro con derecho de voto si no tienes cuentas de nueve dígitos, te para el gorila en la puerta) parece ser el valedor del comercio mundial. Como gesto de buena voluntad hasta están dispuestos a abrir su sistema financiero a la presencia de extranjeros. (En un momento en que el balance de los bancos chinos es de 40 trillones de dólares, más o menos el 50% del PIB mundial, y tres veces el PIB de China, cuando por ejemplo los bancos americanos tienen 17 trillones de dólares en activos y menos de una vez el PIB americano). Yo no sé quien se inventó la expresión “engañar como a un chino”, pero me da que tenía los ojos rasgados…

De las cuatro pantallas que tengo en mi puesto, una ya está dedicada las 24 horas del día a la cuenta @POTUS de Twitter, que como ya sabrán es la del presidente americano. Cada vez que se ilumina, es que viene algún zambombazo a los mercados. La diarrea verbal del sujeto es lo que mueve ahora mismo a los inversores, y cada vez que suelta algo sube el pescado. Hasta ahora, el mercado se lo toma bien, reacciona un poco a la baja y encuentra soporte a la espera de que algún discípulo en la Casa Blanca haga de poli bueno y mitigue los exabruptos del presidente, y que nunca lleguen a cumplirse las amenazas. Master en Técnicas de Negociación Avanzada, lo llaman. Al final nos vemos obligados a operar sobre una línea delgada, pero siempre dándole más peso a que nunca va a pasar nada. Una de las cosas que más me sorprende de los mercados, es que sigan jugando como si estuviéramos viendo las probabilidades en una distribución normal, y no en un modelo binomial como en el que yo creo que nos estamos metiendo de lleno, en que los riesgos de cola están siempre infraestimados.

Ahora que JJ ya se ha incorporado entre nosotros, vuelve a recordarme el ejemplo de los cinco monos como creación de un paradigma. Un grupo de científicos encerró a cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de plátanos. Cuando uno de los monos subía la escalera para agarrar los plátanos, los científicos lanzaban un chorro de agua fría al resto de los monos. Pasado algún tiempo, los monos aprendieron la relación entre la escalera y el agua, de modo que cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo molían a palos. Después de haber repetido varias veces la experiencia, ningún mono osaba subir la escalera, a pesar de la tentación de los plátanos. Entonces, los científicos sustituyeron a uno de los monos por otro nuevo. Lo primero que hizo el mono novato nada más ver los plátanos fue subir por la escalera. Los otros, rápidamente, le bajaron y le pegaron antes de que saliera el agua fría sobre ellos. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo nunca más subió la escalera. Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo con el que ocupó su lugar. El primer sustituido participó con especial entusiasmo en la paliza al nuevo. Un tercero fue cambiado, y se repitió el suceso. El cuarto, y finalmente el quinto de los monos originales fueron sustituidos por otros nuevos. Los científicos se quedaron con un grupo de cinco monos que, a pesar de no haber recibido nunca una ducha de agua fría, continuaban golpeando a aquél que intentaba llegar hasta los plátanos. Si fuera posible preguntar a alguno de ellos por qué pegaban con tanto ímpetu al que subía a por los plátanos, con certeza ésta sería la respuesta: No lo sé. Aquí, las cosas siempre se han hecho así.

Después de nueve años de subida ininterrumpida de la Bolsa americana, a cualquiera que ha intentado vender acciones, le ha caído el chorro de agua helada y poco a poco ha ido desistiendo o directamente se le ha expulsado del mercado (sólo tienen que recopilar lo dicho por muchos gestores históricos que han ido cerrando sus fondos). Cada vez que caía el mercado, comprar ha sido la operación más lucrativa para el personal. Y además los ganadores han ido acumulando poder en forma de más activos bajo gestión. El escenario que se nos plantea ahora es cómo reaccionará el mercado si perdemos esa maravillosa media de doscientos días del SP500, que está actuando como el Muro de Hielo en Juego de Tronos, salvaguardando de momento el espíritu alcista del mercado y de todos aquellos que moran en él. Mientras aguante, pasaremos frío pero estaremos seguros. Si se quiebra, tendremos una onda tres bajista que suele ser devastadora, y que es la que hay que vigilar, porque como ya hemos mencionado otras veces; es el punto de inflexión donde los fondos de tendencia se dan la vuelta y donde cambiamos de humor. ¿Cómo reaccionará el mercado? ¿Será una caída ordenada o totalmente caótica? Las cuatro fuerzas que han dirigido la subida (incremento de balance de los Bancos Centrales, recompra de acciones de las empresas y fondos pasivos, y un amor irrefrenable y lascivo por la tecnología) empiezan a perder brío o incluso a girar (la Reserva Federal ya está reduciendo balance) y en otros casos, como las recompras, parece que han gastado mucho de su munición en el movimiento de recuperación de febrero-marzo. La tecnología empieza a perder su lado sexy, y oírse los tambores de guerra de la regulación o peticiones de particiones de empresas que suelen acabar como el rosario de la aurora con las compañías. Los movimientos a la baja son generalmente “despreciados” porque se utiliza la teoría de las probabilidades, en la que se intenta jugar con datos fríos, en lugar de la del caos, y lo que podemos llamar efecto acumulación o de salida estrecha que está profundamente influenciado por las ciencias sociales y del comportamiento, que no siempre se pueden reducir a un número. En la teoría de la probabilidad uno trabaja con experimentos estadísticos del tipo “se lanza una moneda 100 veces…”, en el que se pueden obtener como resultado muchas series diferentes y estudiar el resultado. Cuando se considera el problema del caos, y por ejemplo se intenta medir la temperatura en un mismo punto, tú puedes hacer mediciones durante el año pero sólo obtienes un dato. No puedes tener cientos de datos de la temperatura en un lugar dado en un momento determinado. La teoría del caos estudia las series cuando los resultados de las mediciones tienen un límite mientras el tiempo tiende a infinito y cómo describir ese límite. El ecosistema es inestable, y pequeñas perturbaciones en las condiciones originales conducen a grandes perturbaciones después de cierto tiempo. 

Por otro lado, empezamos a ver algunas empresas, de las denominadas aburridas, que han llegado a precios interesantes. Seguramente veamos un trasvase a este tipo de empresas, desde empresas de beta alta y crecimiento, en un momento en que los indicadores económicos a nivel mundial empiezan a mostrar cierta ralentización.


El hombre no deja de jugar porque se vuelva viejo, se vuelve viejo porque deja de jugar. De momento el juego sigue vivo.

 

Buena semana,

Julio López

 

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