Área personal

La ventaja del silencio

Julio López 8 May 2018

Cuando Coolidge era presidente de los Estados Unidos, tenía que ver cada día a docenas de personas, la mayoría de las cuales le presentaban quejas de uno u otro tipo. Un día, una de esas personas, concretamente un gobernador, le dijo al presidente que no comprendía cómo era capaz de entrevistarse con tantas personas en el espacio de unas pocas horas. Usted, le decía el gobernador, ha despachado a todos sus visitantes cuando llega la hora de cenar, mientras que a mí me suelen dar las tantas en mi despacho. Sí, le dijo Coolidge, eso le pasa porque usted habla.

Eso parece haber pasado en los mercados bursátiles durante el último mes. Mientras el presidente americano seguía con sus discursos sobre proteccionismo, sobre si Amazon era un problema para los comerciantes americanos, o si se utilizaban los datos en Internet, Europa sin hablar nada, parece que ha hecho mucho del trabajo atrasado. Una de las cosas más llamativas de los mercados es que nunca dejan de sorprendernos. Otra es que cuando empieza un movimiento, es muy difícil ponerle un nivel donde se parará, y suele acabar casi siempre por exceso y no por defecto. La tercera, pero menos sorprendente, es su comportamiento independiente respecto a si hay crecimiento económico o no. El tema político parece a veces ser decisivo, y otras veces totalmente desinteresado (ahí tienen a la bolsa italiana subiendo un 12% en el año sin gobierno). Durante el último mes, lo más destacable, sin duda, es ese mejor comportamiento de la bolsa europea respecto a la bolsa americana. ¡Por fin!, habrán dicho muchos gestores europeos. Desde finales de marzo, ha tenido un mejor comportamiento cercano al 10%, recuperando algunos mercados, como el francés, toda la pérdida relativa que llevaba desde el mes de noviembre del año pasado. Los ataques repetitivos a los soportes del S&P 500 (la famosa media de 200 días que venimos comentando desde principios de año) no han llevado ningún sufrimiento a las bolsas europeas. La frase repetida de que cuando USA estornuda, Europa se resfría no ha acompañado. Y lo hace en un momento en que los datos macroeconómicos han presentado cierta desaceleración respecto a trimestres anteriores. Y precisamente esas dudas son las que han aupado a las Bolsas. Las dudas empiezan en las declaraciones de miembros del BCE sobre cuándo terminar con las políticas “represivas” de tipos de interés, y esto repercute en el cambio del euro contra el dólar, que no olvidemos llevaba una revalorización de casi un 20% contra la moneda americana. Ha sido reducir las expectativas de subida del euro y tirarse la gente a comprar acciones europeas. ¿Hasta dónde llegará esta apreciación relativa de las acciones europeas? Pues en mi opinión, le queda muy poco. Si miramos los gráficos de los últimos años, vemos como Europa suele tener un claro tema estacionario en el mes de abril, que se ve frenado en el mes de mayo. El año pasado, sin ir más lejos, la Bolsa española subió un 9% ayudado por las elecciones presidenciales francesas, para marcar el máximo del año en la primera decena del mes de mayo. En 2015, también vimos los máximos del año en el mes de mayo. Debemos seguir de cerca esta pauta estacionaria después de la alta sobrecompra a la que han llegado los mercados europeos. ¿Dónde ha ido el dinero? Pues los principales beneficiarios han sido los valores tecnológicos, el consumo de lujo, los energéticos (el petróleo se ha situado por encima de los 70 dólares) y las eléctricas, que se han visto beneficiadas por la no subida de tipos y que el tema político en España se ha concentrado en otros asuntos, después de los dos primeros meses del año en que los intentos de adelantamiento de la reforma eléctrica las hubiera llevado a precios de derribo. Por el contrario, los menos beneficiados han sido los bancos y los valores de consumo más defensivos.

Para ahondar en el principio de que la bolsa mira al futuro y no a los datos que van saliendo, observamos que este movimiento ha venido acompañado por unos resultados europeos sin muchas sorpresas positivas, con ventas creciendo apenas un 0.54% sobre estimaciones y beneficios que no llegan al 2% también sobre estimaciones. Por el contrario, los resultados americanos han sido mejores tanto en beneficios como en ventas. Mucho de esto, como hemos empezado la epístola, tiene que ver con la divisa. Las acciones americanas han recogido la debilidad del dólar. En el próximo trimestre, seguramente veamos como se ha dado la vuelta a la tostada. Muchas de las revisiones a la baja de las acciones europeas venían por la apreciación del euro. Seguimos pensando que las divisas serán las que marquen el paso de los mercados.

El movimiento alcista de las bolsas europeas no ha llegado a otras zonas del mundo, por lo que parece ser más un cambio de composición de carteras dentro de la renta variable. Como siempre, las apreciaciones del dólar con incrementos de tipos de interés llevan cierto miedo a los países emergentes con alto endeudamiento. Hemos visto como los ETF de Turquía han caído con fuerza, lo mismo que otros emergentes asiáticos como Indonesia, así como algunos iberoamericanos como Méjico. Caso aparte lo tenemos con Argentina que ha subido tipos con violencia hasta el 40% para frenar el deterioro del peso. Ya ven lo fácil que es que se den la vuelta las cosas. Con una inflación oficial en el 15%, se han visto obligados a cerrar el grifo del déficit público. Nos volvemos a acordar de cuando el año pasado emitió deuda a 100 años con una sobredemanda de cinco veces lo emitido. “Hay gente pá tó” que diría el torero, pero los argentinos ya tienen varios masters (de los que te da la vida, no la universidad) en gestión de crisis monetarias. El problema es que siempre pasa lo mismo y acaba con el dinero de los argentinos fuera del país, mientras algún inversor internacional deseoso de un pick up de rentabilidad acuda al rescate meses antes de un nuevo default… De momento, la bolsa española está funcionando como si fuera la bolsa sueca, pero ya veremos.

Un tema que lleva desaparecido un tiempo es el de la desigualdad económica. Supongo que cuando las bolsas bajan, la cuestión pasa a ser totalmente secundaria. Pero el otro día coincidieron dos noticias de lo más curiosas, que como muestra gráfica, no deja de tener su aquél. Se publicaron a la vez el acuerdo para la subida de las pensiones en España y los resultados de Amazon. La lucha para la subida de las pensiones había logrado rascar una subida de 1.650 millones de euros para 9 millones de pensionistas. La subida overnight de la acción de Amazon, le había procurado a su presidente 6 veces más que esta cantidad, 12.000 millones de dólares. También es cierto que los podría haber perdido, pero no deja de ser un dato curioso para saber en qué magnitudes nos movemos. Coincide también con un estudio comparativo de la situación de riqueza en Estados Unidos, donde la riqueza neta mediana de los millennials entre 25 y 34 años es el 60% de la que tenía un joven de la generación X a su misma edad. En España ese dato es aún peor.

Como decía Groucho Marx, “el dinero no puede comprar la felicidad, pero puede hacer que vivas tu infelicidad de un modo extremadamente confortable”.

 Buena semana,


 

 

 

Julio López Díaz, 08 de mayo de 2018

 

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