Área personal

El Tato

Julio López 28 Jun 2018

El diestro Antonio Sánchez, “El Tato”, perdió una pierna a causa de una cornada, pero aun así, siguió toreando, aunque obviamente con una enorme prudencia hacia los toros. En cierta ocasión, se protegía tras un callejón que el astado miraba fijamente con intención evidente de embestir y la gente comenzó a gritar:

-          ¡El cojo! ¡Que el toro va a coger al cojo!

 El Tato se giró hacia el tendido y replicó indignado:

-          Dejad al toro tranquilo, que escoja a quien quiera. ¡No comerle el coco!

Lo mismo respondo yo cuando alguien me pregunta sobre lo que va a hacer el mercado. El mercado hará lo que quiera y no tenemos que intentar adivinar sus intenciones, sino ver cómo podemos torearlo cuando se acerca y si viene por el pitón derecho o con el izquierdo.

Aprovecho que El Economista me pide para un artículo que conteste a tres preguntas, para desarrollar la carta de hoy e intentar reflejar cuál es nuestra filosofía y cómo creemos que los mercados actúan. La primera pregunta es si impedirá la guerra comercial que la bolsa termine el año con rentabilidades positivas. La respuesta es fácil: No tengo ni idea. Pero si intentamos razonar pregunta y respuesta, podemos clarificar cómo funciona el ser humano periodista y cómo funciona el ser humano trader. Lo primero es que se quiere conseguir una respuesta binaria de ordenador. Sí o no, cuando es un hecho del que podemos opinar, pero sería como hacer la alineación de la selección española de fútbol, cada uno tendríamos una respuesta distinta. Segundo, reducimos los movimientos de la bolsa a un único tema. La guerra comercial es el actual. Ya hemos olvidado la subida de tipos de los Bancos Centrales, la reducción de balances, la situación del euro y la configuración del gobierno italiano. Todo gira en un riesgo dentro-riesgo fuera en función del twitter de Donald Trump durante el desayuno y si escribe un, dos o tres Fuck you. Lo que sí puedo adivinar es que lo que mueva a las bolsas dentro de tres meses será un tema totalmente distinto al actual, y que alguien lo habrá comentado hace un mes y nadie lo habrá tenido en cuenta, pero que se convertirá en el asunto de cabecera de los periódicos salmones como si el mundo dependiera exclusivamente de ello. El mundo parece extraordinariamente agitado en un momento dado, pero luego termina por acostumbrarse y por “necesitar” nuevas fuentes de turbación para incitarnos al movimiento. Recomiendo encarecidamente que os leáis el libro de Chaves Nogales, La agonía de Francia, cómo refleja la adaptación de los franceses a la declaración de guerra con Alemania en la IIGM, y cómo se puede llevar a los mercados financieros. El ser humano, y su extensión el ser humano trader, termina acostumbrándose a todo.

La segunda pregunta es si vamos a ver un deterioro o un crecimiento en las estimaciones de beneficio en el segundo semestre. Cómo ya sabéis no miro los resultados individualizados de las empresas, y además éstos me importan poco para la toma de decisiones. Si miramos el último movimiento alcista de estos años y lo pudiéramos desglosar, podríamos ver que más del 75% del movimiento se ha producido por expansión de múltiplos (el inversor está dispuesto a recuperar su inversión más tarde) y sólo un cuarto del movimiento ha sido porque las empresas hayan aumentado sus beneficios. Digamos que es más importante cómo reacciona la comunidad inversora que lo que haga la empresa. Dicho esto, y por concretar números a nivel macro y general, estamos en un momento en el que los márgenes empresariales están en máximos históricos. Ha sido más importante la reducción de gastos que los incrementos de ventas. Por el lado de los gastos, dos factores han sido clave. La contención salarial y la importante disminución de costes financieros por las políticas monetarias expansivas. Son dos factores que “deberían” revolverse. Si miramos el caso americano, cuyo ciclo está más adelantado, se encuentran en pleno empleo con el desempleo en el 3.5%, y teóricamente deberíamos experimentar ciertas tensiones por subir salarios (aunque todavía no se han reflejado). La subida de tipos de interés debería suponer también cierto freno a los beneficios empresariales.

La tercera pregunta: ¿si las bolsas vuelven a mínimos anuales lo considera zona de compra? Aquí la respuesta es ya veremos. A principios de año defendimos que las bolsas raramente rompen los niveles de soporte a la primera, y vimos como el mercado americano reaccionaba cuando se tocaba la media de 200 sesiones en el mes de febrero y luego lo volvía a hacer en el mes de marzo. Ahora nos estamos volviendo a acercar, y puede ser distinto, pero tenemos que esperar para verlo. La estrategia de mayor éxito en los últimos diez años ha sido comprar cada vez que había turbulencias, porque siempre se recuperaba el mercado y además de una forma rápida, con lo cual no había sensación de dolor. Los grandes beneficiados han sido los fondos de gestión pasiva que es donde ha ido el dinero. Lo que no tenemos es historia de cómo van a reaccionar este tipo de fondos cuando el mercado gira. Obviamente, estos fondos ya existían en 2008, pero no tenían la cuota de mercado que tienen ahora. Hay que recordar también que nadie toca una campana anunciando el fin del mercado alcista y anunciando por los altavoces “el mercado alcista ha cerrado, rogamos a nuestros clientes abandonen de forma ordenada nuestras instalaciones”. Nunca es de esperar que un mercado alcista acabe de una forma racional, y además no necesariamente porque el mundo cambie, sino simplemente porque cambien los prejuicios de todos aquellos jugadores que operan en el mismo. Nosotros como gestores lo que tenemos que tener es elaborado un plan A y un plan B, y seguir luego al mercado. Ver si los indicadores ayudan a aguantar el soporte o si por el contrario alguien ha abierto una puerta en las murallas de Constantinopla y se van a colar los turcos. Los traders debemos adaptarnos y usar el instinto de supervivencia para salir adelante, e intentar mantener el viento en nuestra espalda sople de Levante o sople de Poniente. Nuestra opinión no es tan importante como nuestra capacidad de mutar a favor del movimiento. Hay que intentar evitar conceptualizar a los mercados en términos antropomórficos. Los mercados no piensan. Como las multitudes no piensan. Cuando miras los precios en un chart, tienes que tener en cuenta también como están posicionados los inversores y la psicología del mercado. No tenemos que olvidar que en tiempos de stress es más importante la posición que el valor del activo. Éste pasa a ser irrelevante. Cuando el mercado cae, suele caer todo más allá de las bondades que veamos en una acción que tengamos en cartera. Los mercados no son realidades, todo son opiniones y posiciones de la gente, y todo puede estar a cualquier precio durante mucho tiempo. Tenemos que ver si nosotros tenemos esa paciencia para tenerla o si nuestros clientes no la tienen. Las dos cosas afectan y son ingredientes de la fórmula. Si creemos tener razón, pero nuestros clientes no lo comparten podemos vernos obligados a cerrar posiciones en el peor momento. Si yo tengo un stop del 10% y el cliente del 5%, lo único claro es que el que será comida para los buitres será el gestor…

Ahondando en esto último hay que tener cuidado con los movimientos que se autoalimentan. Para mí un factor clave en la inversión (es mi opinión, y conozco a profesionales perfectamente capaces que me contradicen) es el de la liquidez. Siempre doy más valor a la posibilidad de poder escapar de una mala decisión de inversión, que la posibilidad de encontrar el paraíso perdido en una acción. Otros gestores por el contrario piensan, que es en ese tipo de valores poco seguidos por la multitud, donde está el dinero a ganar. Como decía el principio ignaciano, “cada cual vea”.


Buena semana,

 

Julio López Díaz, 28 de junio de 2018

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